sábado, 17 de mayo de 2008

Los Grandes vinos de Roero, un amor a primera vista


Un dia de los tantos que he disfrutado en Vinitaly, hace ya algunos años, andaba yo con Juancho probando vinos del Piemonte (Que raro!) cuando me hizo probar uno que...me enamoro a primera vista (Bueno, gusto)... el Roero, de Matteo Corretgia, casi nada. Es un gran desconocido del Piemonte.
Eclipsado por us "hermanos mayores", Barolo, Barbaresco, Nebbiolo, duerme en la noche del olvido. Si preuguntas a alguien por vinos del Piemonte, a parte de los ya mencionados te diran; Langhe, Gattinara, Dolcetto, Grignolino, Monferrato, Moscato, etc, pero rara vez oiras a alguien nombrar este magnifico vino. A veces puedes incluso oir la famosa confusion; " Es un blanco, verdad? (Confundiendolo con su "casi" omonimo Roero Arneis). Es, sencillamente, un gran vino que solo se parece a alguno de sus "hermanos" en la uva con que se elabora, la nebbiolo.
A continuación, os hago participes del gran articulo que escribio hace un tiempo nuestro amigo Juancho Asenjo. Disfrutar de la historia del vino y, si podeis alguna vez, disfrutar del vino.
Por si os sirve de algo, ya que el de Matteo esta a precios elevados, buscar el de Giovanni Almondo y disfrutarlo, si puede ser, en buena compañia. Ciao.

LOS VINOS PIAMONTESES DE ROERO
En búsqueda de identidad propia

JUANCHO ASENJO

A la izquierda del río Tánaro en la provincia de Cuneo en las Langas, en el corazón del Piamonte vinícola, encontramos uno de los fenómenos más sorprendentes del panorama italiano actual como es el resurgir de un viñedo milenario de una tierra aristocrática como es aquella del Roero
muy diferente a la del resto de las Langas. Sus vinos fueron sometidos a nuestra pasada cata de la semana.

He aquí más datos sobre ellos. Pueblos tranquilos, paisajes de marcados contrastes, presididos por soberbias torres y castillos medievales, que en rápidas secuencias alternan la belleza de los bosques, rocas salvajes, huertos, árboles frutales, las sencillas cabañas y las imponentes colinas ordenadas, casi paralelas, con sus filares de viñas, los viñedos son minúsculos formando algo parecido a los cuadrados de un tablero de ajedrez, todo este conjunto constituye un fenómeno fascinante. Los valles profundos y las laderas pronunciadas son la continuación de las colinas de las Langas donde nacen el Barolo y el Barbaresco, éstas sólo adornadas por las viñas como único cultivo. Las más antiguas menciones a la zona se remontan a comienzos del siglo XIV.

Las colinas se encuentran alejadas del mar sin disfrutar de su beneficio moderador. El clima es continental con tendencia a la aridez y una pluviosidad media de 680 mm al año, una de las más bajas del Piamonte. La época invernal más extrema es bastante severa, durante el período vegetativo la vid soporta temperaturas muy rígidas mientras las épocas de lluvia se concentran entre la primavera y el otoño y la escasez de lluvias durante los meses de febrero, julio y agosto lo que hacen del Roero una zona árida aunque las temperaturas de finales de junio y principios de julio son bajas las frecuentes lluvias tardías contribuyen al desarrollo de aromas primarios.
Como el Barolo, Barbaresco, Gattinara, Ghemme o los vinos de la Valtellina el Roero es hijo de la nebbiolo y lleva el nombre de la zona donde se produce.

Durante muchos años se elaboraban vinos jóvenes, suaves, redondos, fragantes y ligeros para un consumo inmediato. Poco a poco la llegada de una joven generación de productores que apostó por la zona, bajó los rendimientos, invirtió dinero, modernizó las instalaciones, introdujo los
depósitos de acero inoxidable y comenzó a envejecer los vinos en barricas cambió el panorama. También se debe agradecer al Roero Arneis, el vino blanco de casta arneis, el relanzamiento de estos vinos. Al ser una denominación joven, los primeros vinos tintos reseñables datan de los años 80 y la DOC del año 85, el discurso y debate entre tradicionalistas e innovadores afortunadamente no ha tenido sentido.

Estos vinos se pueden etiquetar hoy como Roero o Nebbiolo d'Alba, dos denominaciones que cohabitan en un amplio territorio y deben salir al mercado a partir de junio del año siguiente a la vendimia aunque la crianza más habitual sea de un año a dos de madera. Son cerca de 200 hectáreas de nebbiolo de Roero de una veintena de comunidades, más de 400 de Arneis y casi un 40% de la producción total de Barbera d'Alba.

Unos suelos que marcan el carácter de los vinos Roero se caracteriza por dos tipos de terrenos morfológicamente diferentes, de los que el más interesante es la zona de colinas que forma un laberinto que va gradualmente descendiendo hacia las orillas del río Tánaro. Este es el espacio que contiene las condiciones ideales para el cultivo de la viña, son suelos complejos; arenosos y ricos en fósiles combinados con porcentajes variables, y no despreciables, de arcilla, limo, piedra caliza y humus. Algunos recuerdan los del Barolo de La Morra. El color de la tierra es cambiante y va desde los amarillos fuertes casi ocres a los tonos grisáceos-blanquecinos y la otra zona es rocosa con paisajes de vértigo y ensueño.

Los suelos tienen mucha arena, guijarros y una proporción desigual de marga calcárea porque los sedimentos de la glaciación formaron valles profundos, colinas y laderas pronunciadas. Los terrenos son sueltos, ligeros y permeables intercalados con extractos de margas y los más cercanos a las orillas del río son menos permeables y de menor calidad. Estos suelos también son buenos para elaborar vinos blancos de calidad. Las posiciones y orientación de los viñedos son inmejorables para una excelente maduración que suele ser bastante tardía.

Las bases de un potencial gran vino están ahí. El roero tinto es el vino con mayor equilibrio de todos los que se elaboran con la nebbiolo por las cualidades que le confiere el terruño; son atractivos desde su juventud porque son elegantes, finos, delicados y armónicos, tienen un tanino menos punzante y agresivo que el de sus hermanos, acidez total menor, madurez superior debido a la mayor cantidad de horas de insolación de las que gozan las viñas con una buena graduación alcohólica y
frescura, vivacidad y estructura. Las cualidades organolépticas son indudables con el desarrollo de aromas propios de una variedad tan compleja y perfumada como la nebbiolo; frutos rojos ( cerezas, frambuesas), frutas del bosque ( fresas salvajes), regaliz, violetas, tabaco, especias
aunque menos mineralidad que la que poseen los barolos.

Los jóvenes productores con afán de hacerlo bien deberían dar el paso definitivo y el salto de calidad esperado para que la respuesta de la prensa y el mercado sea acorde a las expectativas que algunos tenemos hoy. El tremendo potencial de estos vinos lo demuestra el hecho de que en
cuanto a la materia colorante, el extracto seco, los compuestos sápidos y los polifenoles son superiores a los barbarescos, por eso se debe desterrar la impresión de que los roeros o nebbiolos d'Alba son más ligeros, sencillos y menos complejos que los barolos o barbarescos y sí valorar que el precio es mucho más económico y sugestivo que el de sus vecinos con un buen
potencial de envejecimiento aunque comenzaran a ser reconocidos veinte años después.

Ser grande significa hacer sacrificios. El principal desafío de los vinos de Roero es el de encontrar su propia identidad algo que no tienen en la actualidad y que debería caracterizarlos, adquirir la personalidad que el terruño les conceda y alejarse de la tendencia a la homogeneización que existe hoy. Dejar de ser el hijo pequeño del Barolo y convertirse en otra opción de alta calidad es un reto.

Uno de los problemas más acuciantes con los que nos encontramos es que los productores cuyos vinos han sido premiados con las preciadas tres copas del 'Gambero Rosso' creen que han llegado a la cúspide sin valorar que ser grande significa ser reconocido como tal por un buen número de
publicaciones del mundo y por los consumidores y no sólo por una publicación por muy importante e influyente que sea.

Los vinos de Roero pueden y deben ser los más modernos de todos aquellos que se elaboran con la nebbiolo porque no cuentan con una historia de prejuicios como sus vecinos y tendrían que manifestar una superior definición aromática.
No es el Barolo ni el Barbaresco y se equivoca quien pretenda acercarse al Roero como si fuese alguno de ellos.

La revisión del reglamento de producción donde la nebbiolo significaba del 95 al 98% en el ensamblaje, dejando el restante porcentaje a la arneis, no ha sido un guiño a la claridad porque con el nuevo reglamento se acepta un 15% de otras castas del Piamonte, se supone que dolcetto, barbera o freisa, aunque es en realidad una autopista para la entrada de cabernet o merlot.

Aunque todos los productores aseveren que sus vinos son ciento por ciento nebbiolo esta revisión plantea como mínimo dudas. El trabajo en la viña es la gran asignatura pendiente. Los rendimientos son todavía excesivos, las podas muy largas, la poda en verde y el aclareo no es
lo habitual o lo suficientemente severo, el equilibrio foliar, sobre todo en las añadas más calurosas, es insuficiente, incluso los marcos de plantación son demasiado amplios y la planta vive con comodidad. Los productores deben comprender que la calidad es el único camino posible y el vino, el factor humano y el territorio deben crecer y marchar juntos.

Hoy día los vinos que se producen en el Roero no se encuentran a la altura de la calidad de sus viñedos. Los productores son quienes deben decidir si su objetivo es elaborar buenos vinos o grandes vinos. Yo creo firmemente en el Roero, en aquella zona que Matteo Correggia con sus vinos me hizo comprender que podía ser grande, sólo falta que los productores terminen de
creer en la maravillosa zona que les ha regalado generosamente la naturaleza.

Los vinos más destacados de Roero
Roero Monpissano y Vigna Audinaggio, de Cascina Ca'Rossa.
Roero Rocche d'Ampsej, de Matteo Correggia.
Roero Sudisfà y Roero Pracchiosso, de Angelo Negro e figli.
Bric Valdiana y Roero Giovanni Almondo, de Giovanni Almondo.
Mullino della Costa y Valmaggiore, de Cascina Chicco.
San Carlo, de Valdinera.
Roero Superiore, de Giacomo Vico.
Roero Superiore, de Filippo Gallino.
Roero Batajot, de Teo Costa.
Roero Srù, de Carbone Monchiero.
Roero Pasiunà, de Enrico Serafino.
Roero, de Cascina Val del Prete.
Roero Cornarea, de Cornarea.
Braja y Madonna Boschi, de Deltetto.
Mombeltramo, de Malvirà.
Roero y Ania Cru Barrique, de Barbero.
Roero, de Moretti.
Bric Volta, de Malabaila.
Vigneto Monfrini, de Ponchione.
Vicot, de Cascina Pellerino.
Bricco Barbida, de Funtanin.
Brich d'America, de Marsaglia.
Bric Paradis, de Renato Buganza.
Bric Paradiso, de Tenuta Carretta.
Roero Superiore, de Moretti.
Roero, de Ceste Franco.
Roero Superiore Francesca, de Cà du Russ.
Roero, de Pace.
Roero Superiore, de Stefanino Morra.
Roero Superiore, de Michele Brezzo.
Roero, de Vinzenzo Calorio.
Bric Torretta, de Porello.
Roche da Brossora, de Michele Taliano.

No hay comentarios: