domingo, 1 de noviembre de 2009

Paseo en “Limusine” por los grandes Pagos de Barolo y Barbaresco


La noche del 28 de septiembre pasara a la historia del Piamonte, aunque, curiosamente, no se desarrollara al borde del rio Tánaro.
Alrededor de siete y media de la tarde, el día 28, una veintena de privilegiados nos disponíamos a asistir a una cata comentada mítica. El nombre ya nos adelantaba algo; “Paseo por los grandes pagos de Barolo y Barbaresco” , casi nada. Pero si además el director de cata se llama Juancho Asenjo ya nos lo indica todo. Unos grandes vinos para un gran enamorado de ellos.
Juancho Asenjo (El Leonardo Da Vinci del siglo XXI) también se le puede considerar el culpable de mi pasión por el vino italiano y concretamente por los vinos del Piemonte. De hecho este blog se llama AVIM VALDIANA, Amigos del Vino italiano de Madrid y Valdiana viene del nombre de un gran vino Piemontes, el Bric Valdiana de Giovanni Almondo, un Roero excepcional de uva nebbiolo, una denominación mucho más pequeña pero que se está abriendo paso poco a poco en esta mítica zona.
La preparación que hizo Juancho fue de matrícula de honor; territorios, terrenos, hojas, viñas, podas, contenedores de fermentación, haciendas, fichas técnicas, incluso, a cada vino le puso “música”. Sencillamente magnifico.
A partir de aquí, todos los que hemos preparado una cata o una presentación, tenemos que replantearnos que hacer.
Bueno, yendo a la cata en sí, comenzó con los Barbarescos para acabar con los Barolos.
Cada vino fue presentado con toda la información de la bodega y con una canción. Empezó con música clásica y terminó con rock.
El primer vino que se cató fue el Barbaresco “Bricco Boito” de la hacienda Rizzi que se fundó en el 1974 en Treiso. Es la zona donde sus viñedos no han sido clasificados hasta el momento y de donde nos irán llegando sorpresas por los terrenos de excelente calidad pero no tan conocidos como los de sus vecinos de Barbaresco y Neive
El vino es de color rojo granate intenso, en la nariz exprime una amplia complejidad de perfumes una fina e intensa componente floral de violeta y rosa, es un fruto muy nítido con notas evolutivas especiadas de pimienta negra, algarrobas y regaliz. Su gusto es pleno, sedoso, muy equilibrado, con una bella y riquísima estructura tánica.
El segundo fue el Barbaresco de Bruno Rocca , el Barbaresco Rabaja de el pueblo de Barbaresco.
El vino envuelve en la nariz con sentidos de madera dulce (vainilla, nuez) y notas de mantequilla que desarrollan en fruta como la frambuesa y la cereza. Su sabor es cálido, envolvente, con taninos tiernos y grasos; elegante, suntuoso con retrogusto con recuerdos de frutos en nariz.
El tercero fue el Barbaresco Santo Stefano di Neive de Bruno Giacosa.
Su amor por los grandes vinos y en particular por la Nebbiolo, su meticulosa y siempre cotidiana búsqueda de la perfección en el trabajo, son su historia y objetivo.
El vino es de color rojo granate. Perfume intenso, complejo, con notas que recuerdan a la violeta, regaliz y frambuesa. El sabor es pleno, con cuerpo, con noble trama tánica.Vino de gran carácter (en las mejores añadas, puede llevar en la etiqueta la mención “Riserva”)
Después de esto llegó el tiempo del gran Barolo. El comienzo fue bueno, nada menos que el Barolo Cannubi Boschis de Luciano Sandrone en el pueblo de Barolo.
Es uno de los nombres señeros de la actualidad en el Piamonte. Es enólogo y trabajó durante muchos años en la bodega más antigua del territorio del Barolo, Marchesi di Barolo, como jefe de bodega. Comenzó en 1977 con algunas pequeñas tierras. Desde finales de los años 80 se dedica exclusivamente a la producción de sus propios vinos. Ni le gusta ser estrella como Elio Altare, ni tiene la personalidad de Roberto Voerzio Pero, su revolución es silenciosa; lleva muchos años intentando dar prestigio a las castas autóctonas de la zona
Su Barolo Cannubi Boschis tiene un inicio con recuerdos acéticos (barnices) que se van marchando con la oxigenación. En nariz es especiado (pimienta, vainilla), ofrece pequeños frutos rojos maduros (cerezas, moras), regaliz, plantas de monte bajo, hierbas aromáticas.... En boca es amplio y suave, maduro con un tanino aterciopelado, equilibrado, nos deja un buen recuerdo.
Se continuó con el segundo Barolo Vigneto Arborina de Elio Altare, uno de los grandes productores de La Morra. Es un Barolo más moderno, de hecho se envejece en barricas francesas, el 20% nuevas y el 80% usadas.
La cantina fue comprada por el abuelo Giuseppe Altare en 1948. La extensión de 5 H. fue cultivada hasta la mitad de los años 70 con cultura promiscua, se producía, además de uva fruta, melocotón, manzana, nueces, y se cultivaba además grano. En 1971 fue el último año en que se laboro la tierra con bueyes, y sucesivamente fueron compradas maquinas mecánicas.
Su Vigneto Arborina, es de color rojo rubí vivo con reflejos granates. De sabor cálido, elegante con un final de sentidos mentolados y de regaliz. El perfume es de notas frutadas y floreales.
El siguiente, el tercer vino fue el Barolo Cerrequio del mítico Roberto Voerzio, uno de los representantes más cualificados de la innovación en el Piamonte, concretemente de La Morra. En muy pocos años se ha convertido en una de las figuras de referencia del Barolo y la Barbera.
Roberto Voerzio es uno de los representantes más cualificados de la innovación en el Piamonte. En muy pocos años se ha convertido en una de las figuras de referencia del Barolo y la Barbera.
A Voerzio le gusta experimentar, comenzó criando sus vinos en botes y termina utilizando barricas bordelesas. Su receta es: la viña. Sus manos hacen ver su dedicación a la viña. Su selección de uva es tremenda y sus rendimientos los más bajos del Piamonte. No llegan a un kilo por cepa en los Barolos y no pasa de 600 gramos en la Barbera. Produce cuatro Barolos y todos provienen de la comunidad de La Morra: La Serra, Brunate, Cerequio y el Capalot Reserva de Viejas Viñas, que únicamente se comercializa en mágnum. Además produce uno de los mejores Barbera nunca elaborado que se llama Barbera Vigna Pozzo dell'Annunziata y sólo se vende en mágnum, además de un Dolcetto, el Vignaserra, una mezcla de Nebbiolo y Barbera.
El Barolo Cerrequio, en un primer momento, percibimos un vino cerrado que pide tiempo para comenzar a expresarse. Cuando se ha oxigenado, empieza el festival de aromas que van apareciendo, uno tras otro sin parar. La nariz es intensamente frutal (cerezas, frambuesas, arándanos, cassis), frutos secos (dátiles), floral (rosas marchitas), balsámico (menta, eucaliptos), especias finas, café, chocolate amargo, cueros, plantas de monte bajo...
En boca tiene carácter, raza y juventud, una acidez que le da frescura, equilibrio y armonía; es larguísimo, sabroso, carnoso, denso con un carácter frutal envolvente y con unos taninos de una gran madurez que se sienten. El final es apoteósico, increíblemente persistente y frutal. Tomárselo ahora es un placer pero mejorará durante muchos años, si se tiene paciencia, claro.
El cuarto, el Barolo Bric del Fiasc de Paolo Scavino fue uno de los más comentados. Paolo ha llegado, paso a paso al Olimpo del Barolo y hoy, ayudado por sus hijas, Enrica y Elisa, están retomando la pasión y la competencia de la hacienda.
La bodega nace en Castiglioni Falletto en 1921, en el corazón de las langas, en uno de los pueblos históricos del Barolo.
En este viñedo del Fiasc comienza la historia moderna de la familia Scavino. Aquí estaban siempre las mejores uvas. Desde el 1978, el joven Enrico convence a su padre Paolo para vinificarla en solitario. Así nació el primer cru, todavía hoy el más amado. Es el más austero y fascinante de casa Scavino.
El vino es de nariz seria y complejísima que va de los aromas frutales a los minerales pasando por el cacao, chocolate, cueros, frutas del bosque, champiñones, tierra mojada, flores (violetas), plantas de monte bajo, especias y regaliz. En boca es suave y aterciopelado, maduro, sabroso con una acidez que le da frescor en un estilo moderno sin olvidar sus raíces. El tanino no es agresivo, amplio con un final frutal y, sobre todo, muy largo y persistente.
El quinto, el Barolo Bricco Boschis Vigna San Giuseppe de Cavallotto de Castiglione Falletto.
A las puertas de Castiglione Falletto, corazón de la zona del Barolo, sobre el Bricco Boschis se encuentra la Propiedad Vitivinicola Cavallotto que se extiende sobre una superficie de 25 H. de los cuales 23 son de viñedo.
Los Cavallotto son propietarios productores desde cinco generaciones y desde 1948, continuando la labor del abuelo Giacomo, del padre Giuseppe y del tio Marcello, los hermanos Olivio y Gildo han sido los primeros de la zona como cultivadores directos en dedicarse a la vinificación de sus uvas y la comercialización de sus vinos.
El Barolo Bricco Boschis Vigna San Giuseppe es de color rubí granate con reflejos anaranjados de tonalidad caída. Perfumes de rosa, violeta, mente, cacao, tabaco, heno. Con notas de cereza, frambuesa, ciruela, canela y finales con pimienta, nuez moscada, trufa, setas, regaliz y vainilla. El vino es de gran estructura, con equilibrio y persistencia. Es un vino en el que predomina la redondez de notas más que la acidez. Envejece perfectamente.

Seguimos con el sexto; Barolo Ciabot Mertin Ginestra de Domenico Clerico en Monforte d’Alba.
Durante los años 60 y 70 hubo un tiempo increíblemente deprimente en Piamonte. La agricultura era mixta, nadie tenía dinero y los jóvenes abandonaron el país masivamente a trabajar en las ciudades. En los años 70 mucha viña de Nebbiolo era arrancada a favor de la Dolcetto que era mucho más fácil de vender. En 1979 hizo su primer Barolo, Bussia Briccotto. Toda la producción fue de 1.300 botellas. En 1981 compró 3,3 hectáreas en Ginestra. El mercado se recuperó en 1988 y el precio de la uva Nebbiolo llego a 10.000 liras el kilo. Ese fue el punto de inflexión. La elaboración propia era el único camino para la supervivencia a largo plazo, tienen sus propios viñedos.
En 2001 compro una tierra de 5,4 hectáreas en Ginestra. Pajana fue en 1988 o 1989. En 1995 compró una parcela en Mosconi. Después de que su hija murió, Elio Grasso fue una de las personas que se estuvo cerca de él.
El vino es de color guinda picota, opaco. Aroma con predominio de la madera y algún tono acético, tabaco. En boca es rico, sabroso, con unos taninos algo agresivos, escaso de fruta, pero con buena persistencia.
El séptimo Barolo fue el Barolo Cicala de Aldo Conterno en Monforte d’Alba.
En el siglo XIX, los ancestros de Aldo Conterno emigraron a Argentina pero unos años más tarde, debido a vicisitudes familiares, volvieron a Italia. Fue entonces cuando Giovanni Conterno retornó con su familia a la pequeña empresa vinícola de su padre Giuseppe en Monforte d'Alba y comenzó a ayudarlo en la producción de vino local.
Sin embargo, en el corazón de Aldo, los cincos años vividos en tierras estadounidenses, encendieron el deseo de crear su propia empresa. Así, después de trabajar durante un largo período junto a su hermano, Aldo decidió convertir en realidad aquel sueño interrumpido en América adquiriendo la granja "Favot" y fundando "Poderi Aldo Conterno" en 1969. Lo que quiso ofrecer es simplemente la interpretación de un terroir tramite nuestras arraigadas convicciones, intentando mediar y mezclar la tradición con la innovación siguiendo il proverbio en latín "in medio stat virtus".
El Barolo Cicala es de color muy pálido, un color rojo cereza madura con un tinte rosa-naranja. De nariz muy abierto y expresivo, pieles de animales, especias, frutos secos y cuero. Muy suculento y atractivo al paladar, que muestra la integración de los taninos y una buena textura. Especias y la complejidad de un vino que envejecerá estupendamente, con un verdadero alarde de carácter en el final. Solo necesita un poco de tiempo y paciencia. Fue uno de los vinos que causo sensación si es que se puede destacar alguno entre estos vinazos.

Continuábamos con el octavo, Barolo San Rocco, de Azelia Luigi Scavino en Castiglione Faletto, fue fundada en 1920 por el abuelo de Luigi y se vinifica exclusivamente uva que proviene de sus viñas con las enseñanzas de su padre, Lorenzo.
El estilo de elaboración del vino recalca los buenos criterios de las pequeñas cantinas con grandes curas para las viñas y atención en bodega donde el respeto por la tradición que no excluye la aportación de las técnicas modernas.
El Barolo San Rocco de intensos aromas a moras y a violeta con sentidos de cedro y alquitrán con gran tanino. Es un vino muy largo. Un vino para tener paciencia y dejar reposar unos años.
El noveno y, por desgracia, el ultimo, el Barolo Vigna Rionda de Luigi Pira. Luigi, de Serralunga d’Alba se estableció a principios de los años cincuenta y al principio sólo se producen y venden las uvas. En una segunda fase, el vino fue sido producido y vendido al por mayor, a negociantes locales. Sólo hace unos años, la bodega, comenzó el envejecimiento y embotellado de sus vinos.
Giampaolo Pira recientemente tomó las riendas en la finca de su familia, de ocho hectáreas, para la supervisión de las bodegas, mientras el hermano y el padre Luigi Romolo mantienen los viñedos. Hace solamente unas 45.000 botellas al año para 5 vinos de los cuales solo unas 3.000 son de Barolo. Una cuarta parte envejecida en barrica y las tres cuartas partes en tonel grande de Eslavonia con un mínimo de 24 meses.
El Barolo Vigna Rionda; Su color es rojo granate intenso, con notas de frutas silvestres, complejas, elegantes con notas de tabaco dulce y notas balsámicas. Opulento, armónico y perseverante. Sin duda, un grande de Barolo.
Y sintiéndolo mucho, sobre las 10 de la noche había acabado la cata, cueso, charla( y algo mas) sobre las Langas, esa tierra desconocida para la mayoría de españoles (Ellos se lo pierden) que es ese trozo de tierra rodeado de ríos, montañas, niebla y corazón, mucho corazón utilizo en esos majestuosos vinos.
No duden en pasar, si pueden en otoño, por esta tierra donde comerán bien… seguramente, pero beberán mejor, eso no lo duden. Hasta pronto, me despido de vosotros con la alegría que en dos días me voy allí. Un saludo, beber bien pero con moderación.Nose: Complex, elegant, wild berries, sweet tobacco, balsamic n Flavour: Rich, opulentm harmonic, extraordinary persiste